¿Qué es la Pachamama?
La misma tierra, en la que vivimos y de la que vivimos
Por Ricardo Dubin
El culto a la Pachamama sobrevivió a la evangelización cristiana, sin por ello dejar de adquirir partes de sus formas en estos quinientos años de convivencia. El mismo nombre ha perdido parte de su fuerza y ha adquirido significados que algunos sostienen que originalmente no tenía.
La palabra “Pacha” se traduce hoy directamente por la castellana “Tierra”, cuando su significado original era mayor. Para las culturas quechua y aymara, la palabra Pacha, da a entender tanto el tiempo como el espacio. Algunos estudiosos afirman que para decir Madre Tierra en el aymara, del que provendría originalmente, se hubiera utilizado el Pacha Tayca (que algunos traducen también por abuela), y que al decir: Pachamama, se quiso expresar: Espíritu de la Tierra. A cualquier quebradeño que hoy se le pregunte por el significado de la palabra Pachamama dirá, sin lugar a dudas, que significa Madre Tierra, y es así como se entiende su culto, como el agradecimiento a la madre de todos los hombres y de los productos de la naturaleza.
Las palabras, como las personas, llevan consigo su historia, y al traducirlas, como aclaraba el poeta Jorge Luis Borges, siempre caemos en cierta traición. Largas discusiones, por ejemplo, ha traído el pedido de los jesuitas al Papa para que les permitiera traducir la palabra china tao por Dios, cuando tao significa camino y tiene una honda raíz religiosa para su pueblo, como la Pachamama lo tiene para el nuestro. Sin embargo, ya que lo que queremos es vernos hoy a través de la Pachamama, nuestro principal culto, vamos a aceptar la traducción más corriente, que es, al fin de cuentas, la que cualquier quebradeño nos daría, sin dudar de ella ni un segundo.

En el ejemplo siguiente, la traducción de la palabra cusilla deja entrever influencias del cristianismo en nuestro culto a la tierra. En 1928, Juan Alfonso Carrizo recopila una decena de coplas de invocación a la Pachamama y nos cuenta que muchas de ellas, fueron recogidas en procesiones de la Virgen en la Puna jujeña. La copla 4025 dice en dos de sus versos: “¡Pachamamita, Santa Tierra, Virgen, cusilla!”.
Carrizo traduce la palabra cusilla por ayuda, y en la copla anterior, cusilla cusilla, por ayuda, ayuda. Para ello se basa en la colaboración de quichuistas, pero también en las versiones de las coplas quechuas que le dieron los mismos puneños que le sirvieron de informantes. Vale decir, entonces, que ellos mismos veían su oración como un pedido de misericordia. Un diccionario Aymara-Quechua-Español, traduce cussi (aymara) y cussicuna (quechua) por alegría o dicha en castellano. Es indudable la diferente actitud ante la vida que hay entre “pedir ayuda” y “manifestar alegría”.
Poco nos faltaría para decir que la traducción de Carrizo corresponde más a una actitud cristiana ante la Virgen, esto es: pedir ayuda, y la traducción del diccionario corresponde a una forma de festejo. El culto a la Pachamama se celebra en una población mayoritariamente católica, hecho que se ve en sus propias manifestaciones, y en hechos tales como el de hacerse la señal de la cruz al arrodillarse a challar y en tantos de los testimonios que vienen leyendo. Si queremos ver hoy, aquí, el culto de la Madre Tierra, ¿cómo debemos entenderlo?
Algunos relatos recopilados por antropólogos, dicen que la Pachamama fue la madre de los cerros, por haberlos parido. Los quebradeños hablamos de la Virgen de Copacabana, entronizada en el Abra de Punta Corral, como de la Madrecita de los Cerros, por ser la madre de Jesús y tener allí su altar. Al iniciar una de las clases de Técnicas Literarias en la escuela “Hermógenes Cayo”, se le pidió a los alumnos que escribieran unas diez líneas sobre la Pachamama. La más amplia de las definiciones, fue: “es algo que nos dejaron nuestros abuelos”. En otros, que intentaron ser más precisos, se utilizaron palabras como: culto, rito, ritual, cultura, acto cultural, religión, chaya, costumbre, sagrado y tradición.
Se les pidió a los alumnos que definieran las palabras usadas, y las opiniones más interesantes fueron sobre la palabra religión. Hay una idea general de que el culto a la Pachamama no es una religión. En primer lugar, diferenciaron religión de cultura. La segunda, como la cosa propia de un pueblo, y la primera, como algo universal y generalmente impuesto. “Religiones”, dijo un alumno, “son la cristiana o la evangélica”. Ni siquiera concordaron en que fuera una religión de los antiguos.
“La Pachamama es nuestra manera de agradecerle a la Madre Tierra”, dijo una alumna, y otra agregó que “se dice que es una religión porque la comparan con el culto a la Virgen María.” “Almita amarilla, pollerita rosada (Ccori almilla cintillijlla)”, dice otra copla recopilada por Carrizo con respecto a la vestimenta de la Pachamama. El autor apunta que la oyó en “una columna de veinte personas, (que) acompañaba a la Virgen, la llevaban de Susques y se dirigían a Santa Catalina, para hacerle celebrar una misa.” Y sin embargo, es el mismo Carrizo quien, en una nota a la copla 4021 del Cancionero de Jujuy, dice: “Entre los paisanos de los Valles Calchaquíes y los jujeños, existe la creencia de que una divinidad invisible, llamada Pachamama, los protege”.
El autor concuerda con que la “almita amarilla” y la “pollerita rosada”, son ropas de la Virgen entronizada en Susques, y otros textos han recopilado información sobre la imagen humana de la Pachamama: una señora mayor, kolla, de sombrero aludo, de ropas locales, acompañada por un perro negro y que lleva una serpiente por lazo. Varios vecinos consultados afirmaron que se la puede representar como a una mujer mayor, por el respeto que los abuelos gozan en nuestra cultura, pero que su imagen física es más producto de la asimilación al culto mariano. La idea más general de todos los testimonios, es que Pachamama no tiene ni representación humana ni es, como decía Carrizo, una deidad invisible. Su persona es la misma Tierra, en la que vivimos y de la que vivimos, la que nos alimenta y nos cobija al fin, tras la muerte.
Es cierto que le damos de comer ritualmente en Agosto o en cada ocasión que creamos propicia como las señaladas, el Carnaval, cada vez que brindamos, cuando emprendemos un viaje o inauguramos una casa, y que también le oramos con coplas que le son particulares. ¿De qué otra forma podríamos manifestarle nuestro agradecimiento y pedirle su benevolencia? Entonces, ¿qué es la Pachamama? De lo ya dicho, de la experiencia relatada por nuestros alumnos, de los testimonios por ellos recogidos, podemos quedarnos con la idea de que la Pacha es la tierra, nuestra madre, y que, al menos en la Quebrada de Humahuaca, su identidad no puede separarse de la relación que tenemos con ella. Pero bástenos por ahora las reflexiones.
Quedan las palabras de nuestros vecinos, las que pretendemos devolver a la comunidad, en las páginas principales de este trabajo.